Un Family Office es el socio perfecto para una correcta gestión patrimonial, pues actúa como interlocutor único para las familias, apoyándolas mediante la prestación de servicios tan diversos como el asesoramiento financiero, las gestiones bancarias o la creación de estructuras fiscales. Es precisamente aquello la gran ventaja del servicio, pues sólo gracias al conocimiento exhaustivo de cada familia y los diferentes núcleos familiares que la componen, se puede ofrecer el mejor asesoramiento. El origen del Family Office data de finales del siglo XIX, cuando las primeras sagas industriales se dieron cuenta de la necesidad de crear oficinas propias dedicadas a gestionar el patrimonio proveniente de los beneficios empresariales, además de dar solución a los problemas legales, fiscales y sucesorios que afectaban a la familia.
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